9.12.09

Olor a Ajo

Están cocinando en Santiago. El olor a ajo se siente hasta Magallanes. En la casa que cocinan con ajo, alguien mira este blog, casi por primera vez y comenta. Me comenta.
Le encantó, rió, suspiró, y luego se durmió pensando en alguna frase escrita en este blog.
Yo, mientras, huelo el ajo que cocinan. Lo siento en la punta de la lengua. En mi nariz entrando como fragancia añeja directo a mi memoria... recuerdos en la cocina, haciendo tareas escolares, mientras al lado, un bistec jugoso se cocina en una sartén, rodeada de ajos picados. De tanto en tanto, mi madre que cocina se acerca y me da una mano en las tareas. Una mano pasada a olor a ajo agarraba mi cuaderno y mi lápiz grafito 2b, y corregía mi mala multiplicación.
Luego ese olor se quedaba en mis útiles y me encantaba terminar las tareas pensando en mi madre. En la ayuda de mi madre.
Al otro día en el colegio, el olor seguía ahí, en mi cuaderno, y me daba fortaleza para aguantar un día más alejado de lo que quería.
El ajo siempre ha sido parte de mi vida, es un aroma y un sabor constante en los procesos. Una especie de ostia, pero redentora de mi propia vida.
Y puede haber cambiado mil y una manera en mi vida, pero el ajo y su olor nunca se fué.
Y así como nunca se fué de mi nariz el aroma de las manos de mi madre,
espero que el olor que viene desde Santiago tampoco se vaya tan pronto...

1 comentario:

  1. Yo soy esa persona que ve por primera ves tu blog, y que comenta.
    Luego dormire, pensando en el olor a ajo de las manos de mi mamá tambien!
    :)

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