Adentro muy profundo
Rodeado de negro
Habita un niño.
Una caverna oscura
es su morada.
Susto y un maldito miedo
conviven en la cueva
acorralado por su Yo adulto
que no lo deja crecer, ni avanzar.
No logra salir
Un fuego tenue lo acompaña
Lo suficiente para alumbrar
Sus pesadillas
Espera, todavía espera
A ser rescatado
Por él mismo en un futuro
Cuando entienda que nunca
Debió dejarse encerrado.
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