Desciendo, caigo poco a
poco
Me despego de ti.
Madre, y no quiero.
Madre, y no quiero.
Caigo en las sombras, mi
sangre se vuelve gris.
Madre, acá te espero,
¿vendrás por mi?
Acá estoy sentada y espero.
Cuéntame, si estuvieras
aquí…
El calor me abraza,
me conforta la piel.
Mi velo de niña se quema y
desvanece.
Mis ojos por fin te ven;
virtudes y dones.
Vicios y errores.
Acá, tengo un amante,
que me cobija por las
noches.
Cabellos de Fuego,
Cabellos de Fuego,
Alma de Nigromante.
¡Madre!
Madre, ya no vengas por mi,
Cada primavera te busco y te beso
Cada primavera te busco y te beso
Madre, te honro siendo yo:
La Diosa del Hades.
La Diosa del Hades.
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