Escena uno. Un grupo de gente se junta a arreglar el mundo. Entre pitos y flautas, dos horas. Comidas, bebidas, algo de anotaciones, y listo. Escena dos. Un café en algún bar del barrio, un capuccino y bostezos.
Entre mil palabras bombardeadas son dos las que se escuchan: "yo soy". Interminables dos palabras que acompañan el bulto de frases inconexas. Juan pide un completo y se lo como en tres mascadas. Pide permiso, se levanta, paga su completo y se va.
Escena cuatro. En la calle lluviosa, Juan camina sin rumbo fijo, pensando cómo llegó a estar sentado ahí, en el café. En medio del camino, vomita todo el completo. Un perro vago comienza a comerse el vómito, el recién apenas digerido completo. A Juan se le llenan los ojos de lágrimas, entre rabia y tristeza, mira al perro como mirando lo más profundo de su propio ser.
Escena 5. [complétela como más le parezca]
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