Despierto. Una rara sensación en mi boca y en mi cuerpo. Veo el teléfono. 20 llamadas perdidas. Qué pasó? No lo entiendo. Prendo el televisor. La noticia del día. Gran terremoto en la zona centro sur de Chile. 8.8 escala de Richter. Entonces entiendo las llamadas.
Comiezo a comunicarme con mi familia, necesito saber como están. Mis amigos, que se reporten por facebook. Y así todo el día. Poca comunicación, mala señal. La conectividad un mal chiste. Al fin logro hablar con familiares y todos bien, a pesar de perdidas materiales, que no vienen al caso.
Las noticias siguen, veo y veo imagenes y lo único que saco en limpio es la palabra "Dantesco" que tanto repiten los periodistas. ¿Será así el infierno? ¿que tendrá de cierto el apocalipsis? ¿que tan real es lo que augura año del tigre? ¿los mayas estarán en lo cierto?
La tierra ha dejado de ser la madre benevolente que nos perdona todo, y no es para menos. Cobre, carbón, monóxido, sobrepoblación, ballenas, salmón, urbe. ¿Urbe et orbe?
Sin embargo, por primera vez siento que Chile pertenece a mi sangre. Lloro de angustia por no estar donde debería estar. tristeza por los que están allá. Y yo acá, a 3.000 kms, con un cordero al palo asandose en el patio de mi casa.
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