Me voy mañana y no pasado. Adelantaron mi vuelo para las 5 de la tarde. No alcanzaré a despedirme de nadie. Mi trabajo quedará hasta la mitad. Lamentablemente adelantaron mi vuelo.
Lamento no haberme despedido de ti, que inconcientemente has abierto en mi, una mirada renovada y desprejuiciada de mi mismo. Bastante es con llevar los traumas infantiles por 20 años. Ahora no más. Me despojo de mi mochila llamada niñez. La entierro en el fondo del patio y dentro un poema bañado en miel. Dejaré que el tiempo pase y que pasto firme, magallánico, rudo y poderoso, crezca sobre mi mochila.
El prejucio de la piel se borra con el poder de la cercanía. El ser humano es físico, no solo mental ni psicológico. La emoción va ligada al tacto. Superficial en el sentido griego. A flor de piel lo que se hace, lo que se dice, lo que se piensa y lo que se ama.
Que necesario seria despedirme y agradecerte que luego de tanta privación, hayas llegado para simplificar las cosas.
Chau y deseame buen viaje.
